Cuidados básicos para mantener en buen estado el cubrebocas

 

Cuidados básicos para mantener en buen estado el cubrebocas 

Pareciera que el uso del cubrebocas llegó para quedarse por mucho tiempo, como una de las medidas más importantes para ayudar a disminuir la propagación del covid-19. El cubrebocas es parte de un nuevo compromiso social que tenemos que llevar a cabo niños y adultos.

La mayoría de los niños ya están acostumbrados a usarlo, pero si en tu caso aún hay resistencia, hazlo divertido y personal. Puedes encontrar cubrebocas divertidos y coloridos con personajes de superhéroes, películas favoritas o estampados de animales. Esto puede ayudar a que las mascarillas sean una parte más normal en la rutina de los niños.

Muchos papás optan por los cubrebocas de tela para los niños, pues pueden diseñarlos a su gusto y medida, además de reutilizarlos. Para garantizar que los cubrebocas de tela cumplan su función protectora, sigue estas recomendaciones de los expertos del Hospital Houston Methodist.

  1. ¿Cómo debe quedar el cubrebocas en la cara?

Para que éste sea efectivo, asegúrate de que:

  • Cubra la nariz y la boca.
  • Permanezca ajustado tanto en el puente de la nariz como debajo de la barbilla.
  • Se ajuste a la cara, sin limitar la capacidad de respirar.

Explícale al niño que debe evitar tocar el cubrebocas mientras lo usa, y si lo hace, debe lavarse las manos. Además, se debe evitar que cuelgue alrededor del cuello o descanse en la frente.

  1. ¿Cuál es la forma correcta de quitarlo?

La mejor manera de enseñar a un niño a ponerse y quitarse correctamente el cubrebocas es haciéndolo con él repetidas veces. Recuerda, para retirarlo, deben quitarlo tomando las cuerdas que lo aseguran a las orejas. Mientras sostienen solo estas cuerdas, dobla las esquinas exteriores. Enseguida debe guardarse para su lavado.

Es importante lavarse las manos o usar gel desinfectante después de retirar el cubrebocas.

  1. ¿Cómo lavarlo y con qué frecuencia?

Los expertos recomiendan lavarlo después de cada uso; a mano o en la lavadora.

Si usas lavadora, incluso puedes lavar tu cubrebocas junto con tu ropa; con detergente estándar y el agua más caliente que pueda soportar la tela del mismo.

Si prefieres lavar a mano, deja tu cubrebocas de tela en remojo por cinco minutos en una mezcla de agua con cloro, solo unas gotas de éste, para desinfectar y evitar se deslaven los colores. Luego enjuágalo bien con agua.

Asegúrate de que se seque por completo después de lavarlo, ya que la tela húmeda es un ambiente ideal para que crezca el moho. Probablemente sea más fácil secarlo en una secadora. También puedes colgarlo para que se seque, idealmente donde pueda recibir luz solar directa.

  1. ¿Cómo y dónde guardar los cubrebocas?

Es importante mantenerlos en un lugar fresco y seco. Por ejemplo, considera colgarlos en un gancho junto a la puerta, con lo cual será más difícil que los niños lo olviden al salir.

Si necesitas guardarlo varias veces en un día, considera llevar una bolsa de plástico o papel.

Haz que el uso de cubrebocas sea parte de una rutina casi automática, de esa manera estarás enseñando a tus hijos una de las mejores maneras de protegerse del virus.

  1. ¿Cuánto tiempo dura un cubrebocas?

Tanto la OMS como los Centros para el Control de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos y la UNAM recomiendan usar cubrebocas si no cuidas a un paciente con COVID-19.

Si lo usas correctamente y lo lavas con frecuencia es posible que tu cubrebocas se desgaste. Por eso, si detectas que ya está rasgado, roto, o simplemente ya no te ajusta adecuadamente lo mejor será que lo deseches.

Sobre los cubrebocas desechables, epidemiólogos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) explican los de alta eficiencia, mejor conocidos como mascarillas N95 o KN95 tienen un periodo de vida de uso continuo máximo de 24 horas, pero la recomendación es utilizarla por periodos no mayores a 12 horas.

Si se utiliza de forma intermitente, por un par de horas y se retira, se puede alargar su periodo de vida de 48 a 72 horas.

Los cubrebocas estándar tienen un periodo de vida de cuatro horas aproximadamente.

 


Cómo aumentar la inmunidad de tus hijos

Cómo aumentar la inmunidad de tus hijos

 

Ya sea que los niños comiencen un nuevo año escolar virtual o que regresen a un salón de clases, la inmunidad siempre es una gran preocupación para los padres a medida que se avecina la temporada de frío.

Recuerda que los niños necesitan ciertos nutrientes y vitaminas para ayudar a fortalecer su sistema inmunológico y ayudarlos a protegerse contra todos los gérmenes y virus que enfrentarán, ya sea en el aula o en casa.

De acuerdo con la nutrióloga Julia Zumpano, estas son las cosas que los niños deben comer para ayudar a recargar su sistema inmunológico.

1. Zinc, el eje de la inmunidad

Uno de los minerales más importantes que puede ayudar al sistema inmunológico de un niño es el zinc. Por lo general, se encuentra en alimentos a base de proteínas. Así que las carnes rojas y las aves son algunas opciones que deben estar en tu menú.

Los frijoles y las nueces también son una buena fuente de zinc, aunque los alimentos de origen animal aportan más mineral.

Según el Instituto Nacional de Salud, NIH, por sus siglas en inglés, la ingesta diaria recomendada de zinc para niños es:

  • Desde el nacimiento hasta los 6 meses: 2 mg
  • Lactantes de 7 a 12 meses: 3 mg
  • Niños de 1 a 3 años: 3 mg
  • Niños de 4 a 8 años: 5 mg
  • Niños de 9 a 13 años: 8 mg
  • Adolescentes de 14 a 18 años (niños): 11 mg
  • Adolescentes de 14 a 18 años (niñas): 9 mg

Pero ten cuidado; el NIH también señala que es posible tener demasiado zinc, lo que puede provocar náuseas, vómitos, pérdida del apetito, calambres estomacales, diarrea y dolores de cabeza. Evita pasar de la ingesta recomendada.

Por ejemplo cada 100 gramos de carne roja magra contiene 4.8 mg de zinc, el huevo contiene 1.3 mg, el hígado de res entre 5 y 6 mg por cada 100 gramos y los frutos secos contienen 5 mg por cada 100 gramos.

Lee también: Las vitaminas aliadas de tus hijos.

2. Probióticos y prebióticos

Una buena fuente de probióticos ayuda a crear un mejor equilibrio entre las bacterias intestinales saludables y las no saludables.

Aunque los yogures son el principal alimento en el que pensamos cuando se trata de probióticos, tienen un bajo contenido de éstos y son altos en azúcares. Las mejores alternativas son alimentos fermentados como kéfir, chucrut y encurtidos. Además, el vinagre de sidra de manzana es una buena forma de incorporar los probióticos a la dieta.

Por su parte, los prebióticos son fibras vegetales que estimulan el crecimiento de bacterias buenas. Excelentes fuentes de prebióticos son los plátanos, jícama y los espárragos.

3. Nueces y semillas, un aliado lleno de energía

Las nueces, semillas de calabaza, semillas de cáñamo, semillas de chía y semillas de lino molidas proporcionan ácido alfa-linolénico (ALA), que es la forma vegetal de los ácidos grasos omega-3, que se ha demostrado que combaten enfermedades.

4. Frutas y vegetales

Las frutas y verduras proporcionan varios antioxidantes que protegen a las células de daños y enfermedades. Los alimentos ricos en antioxidantes incluyen los frutos rojos y las verduras como el brócoli y las de hoja verde como espinacas y acelgas.

5. La vitamina C

Es clave para aumentar la inmunidad y está disponible en frutas cítricas como naranjas, limones, limas y toronjas. Te invitamos a conocer estos 10 alimentos, no cítricos, son altos en vitamina C.